TEODORO:¿Lloras?
DIANA: No; que me ha caído
algo en los ojos.
TEODORO:¿Si ha sido amor?
DIANA: Sí debe de ser;
pero mucho antes cayó,
y agora salir querría.
TEODORO: Yo me voy, señora mía;
yo me voy, el alma no.
Sin ella tengo de ir;
no hago al serviros falta,
porque hermosura tan alta
con almas se ha de servir.
¿Qué me mandáis? Porque yo
soy vuestro.
yo me voy, el alma no.
Sin ella tengo de ir;
no hago al serviros falta,
porque hermosura tan alta
con almas se ha de servir.
¿Qué me mandáis? Porque yo
soy vuestro.
DIANA:¡Qué triste día!
TEODORO: Yo me voy, señora mía;
yo me voy, el alma no.
DIANA:¿Lloras?
TEODORO: No; que me ha caído
algo, como a ti, en los ojos.
DIANA: Deben de ser mis enojos.
TEODORO: Eso debe de haber sido.
DIANA: Mil niñerías te he dado,
que en un baúl hallarás;
perdona, no pude más.
que en un baúl hallarás;
perdona, no pude más.
Si le abrieres, ten cuidado
de decir, como a despojos
de vitoria tan tirana,
«Aquéstos puso Diana
con lágrimas de sus ojos.»
Grandiosa Pilar Miró.
Grandioso Lope de Vega.
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